Una perra fue decapitada viva en Paysandú y su cabeza colocada frente al trabajo de su cuidador, en un acto que ha sido catalogado como una manifestación de violencia extrema y deliberada.
La brutalidad del hecho, denunciado formalmente, motivó un fuerte repudio social y la reacción inmediata de organizaciones defensoras de los animales.
La Plataforma Animalista informó que el animal desapareció mientras su dueño se encontraba ausente. Tres días después, la cabeza fue dejada a modo de amenaza. El cuerpo no fue encontrado. El examen forense determinó que la decapitación ocurrió cuando el animal aún estaba con vida, produciendo un colapso total de sus funciones vitales.
"No presenta rigor mortis", señala el informe, descartando que la muerte ocurriera antes de la mutilación. Se trata de una perra mestiza, con características similares a las del Border Collie, de entre 3 y 5 años, que no contaba con chip identificatorio.
Karina Kokar, referente de la organización, advirtió: "El dolor de esta familia es desgarrador, pero el mensaje que se envía a toda la sociedad si no hay justicia es aún peor". La entidad calificó el hecho como intencional, cruel y con indicios de conflicto personal. Las pruebas ya fueron entregadas a la Policía.
Además, se reclamó la actuación urgente del Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA) para que el caso no quede impune y se refuercen las medidas de protección hacia los animales en el país.